Tu energía es única, es una extensión de quién eres y de ella das a todo lo que te rodea. Pero también tomas. Es por eso que algunas veces sientes un bajón de energía: entre las situaciones de tu diario vivir, las que son propias a la naturaleza o al ambiente en el que vives (por ejemplo los ciclos lunares) y las que no puedes controlar y que consciente o inconscientemente te afectan.
Hablemos de preservar tu energía más que de proteger o desintoxicar; porque sería aceptar que algo te puede atacar, disminuir o intoxicar. Y seamos honestos: eres un ser divino, creado por Dios, custodiado por ángeles y solamente necesitas, algunas veces, recordar que tu energía se afecta por diversos factores externos (stress, contaminación, lo que ves u oyes, entre otros) e internos (emociones reprimidas, acumuladas o mal gestionadas durante largos períodos).
Tips para preservar tu energía:
- Duchas con sal (marina, rosada del himalaya incuso, de cocina).
- Duchas antes de dormir para eliminar el stress acumulado así como las radiaciones
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- Descansar, ¡una de las mejores formas de preservar tu energía!
- Aceites esenciales en difusor, aplicados en el cuerpo o en la almohada antes de dormir (el de lavanda es muy relajante y el de rosas abre tu chakra del corazón)
- Alguna práctica física: ejercicios en casa o gymnasio, yoga, correr, nadar, bailar…algo que mueva tu cuerpo y drene endorfinas y toxinas. Pero sobre todo, algo que disfrutes.
- Apagar los electrodomésticos al dormir, ¡incluido el wifi!
- Cristales como el cuarzo blanco o rosado y la amatista. Puedes hacer una prueba y ponerlos bajo tu almohada para verificar cómo duermes con ellos.
- Al menos unos 30 minutos antes de dormir, procura disminuir la cantidad de luz eléctrica para que tus ojos se preparen al descanso. Incluye una rutina con música suave, quizás un poco de incienso apoyado de mucha ventilación. Y lo mejor, despídete del móvil antes de acostarte, tus ojos, neuronas y músculos del cuello te lo agradecerán.
- Incluye una práctica espiritual que inspire tu ser. Para algunas personas puede ser la meditación con mantras o el mindfulness. Pero recuerda que meditar es también hacer una actividad en consciencia plena de lo que haces, entregando tu Ser a lo que ocurre y dejando ir y venir los pensamientos. Así, incluso lavar platos puede ser una meditación.
Otra práctica puede ser orar, recitando las palabras que vienen de tu corazón. O puede tratarse de escribir, pintar un mandala, bailar al son de ritmos suaves y desconocidos, realizando movimientos alineados con la energía que sientas. - Justo antes de dormir, inicia un ciclo de respiraciones 6-3-6: inhalas contando hasta 6, sostienes contando hasta 3 y exhalas contando hasta 6.
- Evitar los lugares que sientes densos: esto implica utilizar tu intuición, conectarte con lo que el cuerpo pueda decirte. Algunas veces te sientes incómodo al entrar a ciertos sitios, ¿te has preguntado por qué?
- Procura filtrar lo que consumen tus sentidos visual y auditivo: las noticias violentas, los vídeos que produzcan en ti alguna emoción densa (rabia o impotencia, por ejemplo). ¿Qué tanto necesitas realmente de ellos?
- Lo que das a tu cuerpo para nutrirlo: ni mucho ni poco. Aprender a fluir con el cuerpo quiere decir que aceptas lo que te pide: ser flexible es un don. Evita forzarlo a entrar en un régimen alimenticio porque se dice que es positivo, sano, zen, justo o nutritivo; primero siente lo que comes y siéntete comiendo.
- Lo que usas: la ropa ajustada bloquea el fluir de la sangre.
- El contacto con la naturaleza: ya sea cerca al mar, al bosque o las montañas. Encuentra un lugar con naturaleza y realiza un detox de tu energía.
¡Y la lista puede continuar, porque preservar tu energía es un acto de amor propio! Y tú ¿qué haces para preservar tu energía? ¡Cuéntame!
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