Aceptarte es, quizás, uno de los actos de amor propio que más te servirán a lo largo de tu vida.
Sin embargo, no es el caso de la mayoría de mujeres. Todo lo contrario: un gran número de ellas es su mayor crítica, jueza y quien más se exige. Pero, ¿cómo se llega a ese estado? ¿cómo aceptarte tal y como eres?
Aceptarte es una decisión
Constantemente estás decidiendo, aun cuando sientas y creas que no. Lo mismo ocurre con tus pensamientos: diariamente tienes al rededor de 60.000, de allí el interés de decidir si continuas juzgándote o exigiéndote.
La aceptación inicia en el seno familiar: ¿qué recuerdos tienes de tu infancia acerca de la aceptación? ¿te sentías aceptada por tus padres? ¿te sentías parte de tu familia? ¿recibiste críticas por tu físico, tu forma de ser o de pensar? ¿eso te ha herido? ¿cuándo empezaste a sentir que no eras aceptada? ¿en qué lugares no te sentiste aceptada? ¿en qué momentos no te sentiste aceptada? ¿cómo has participado hoy, como adulta, en situaciones donde no eres aceptada? ¿qué has ganado con no aceptarte tal y como eres?
Esta última pregunta es fundamental pues te acerca a la decisión de trabajar en tu autoaceptación. Recuerda que en un solo día no podrás cambiar un comportamiento, hábito y forma de ver la vida que te ha acompañado durante años. Se trata de un proceso que requiere paciencia, compromiso y mucha entrega.
Además, cuando te abres a comprender cuál ha sido el beneficio oculto de no aceptarte tal y como eres, es más fácil que logres la transformación. Te doy un ejemplo: algunas personas sienten que juzgarse o criticarse constantemente y no aceptarte, va a darles algún reconocimiento frente a otras que se sentirán motivadas por ayudarle; como si se tratase de una niña pequeña. Entonces allí, el beneficio se trata de atención.
7 claves para aceptarte
He resumido estas claves en frases y preguntas y quiero invitarte a reflexionar con ellas:
Si hay un orden divino en todo lo que te rodea, tu nacimiento y existencia responden a él.
Valora tu vida, hónrala como el máximo regalo que te fue dado…entonces: ¿para qué seguir evitando aceptarte tal y como eres?
Deja de compadecerte y disminuirte, ¿qué has ganado haciéndolo? ¿qué has esperado con ello?
Conócete. Cuando descubres tus luces y tus sombras, obtienes la fuerza que llega de potenciar la luz y transformar la sombra. Esto también aplica para tu historia familiar, pues todas las experiencias de tus ancestros llegan a ti en forma de recurso y herramienta de vida.
Abraza tu pasado, él te ha traído hasta aquí. Parafraseando a Louise Hay: haz hecho lo que has podido, con el nivel de consciencia que has tenido.
Reconcíliate con todas tus facetas, áreas de tu vida, tu cuerpo, tus aciertos y desaciertos…y disfruta, disfrútate.
Reflexiona constantemente: ¿a quién le has dado tanto poder como para no aceptarte? ¿de qué ha servido validar las voces de quienes te han criticado o juzgado? ¿cómo puedes honrar tu vida? ¿cómo puedes honrar a tus padres? ¿a tu madre por acogerte en su cuerpo? ¿a tu padre por entregarte una parte de sí? ¿cómo puedes honrar el pasado de tu historia familiar? ¿hasta cuándo vas a ser tu peor enemiga? ¿cómo puedes convertirte en tu mejor aliada? ¿cuáles son los pasos concretos que puedes dar, a partir de ahora mismo, para aceptarte tal y como eres? ¿cómo puedes vivir tu amor propio? ¿qué vas a hacer con todo tu camino, experiencias y tu vida?
Ahora, es tu turno. ¿Te atreves a aceptarte tal y como eres?