En el corazón de los que aún estamos vivos, viven quienes ya no están.
Paola Usma
El reto de los vivos
El reto de los que aún estamos vivos es encontrarle un sentido a la vida. Viktor Frankl, autor de “El hombre en busca de sentido”, relató su experiencia en un campo de concentración y lo que le ayudó mientras estuvo allí. Es encontrando el sentido de la vida que esta se vuelve más llevadera. Pero, ¿cómo encontrarlo cuando quienes amamos han partido? ¿cómo sobre ponerse a experiencias dolorosas? ¿cómo transformar el sufrimiento?
Los vivos experimentamos un reto: vivir…y eso, en todo el esplendor de la palabra. E iría más allá: en todo el sentido del verbo. Y como sabes, el verbo es acción, experiencia, movimiento.
Si utilizamos la metáfora y observas la situación actual, muchos de nuestros viejos han muerto. Entonces, ¿cómo seguir? Centrando la fuerza personal en lo que es y lo que hay. En ese caso, lo primero es la Vida: aquella que tienes y te fue dada como un regalo único.
Probablemente algunas personas pensarán: “Paola, pero me duele esta vida”. Y para otras tal vez sea: “no sé cómo vivirla con esta frustración, pesadez, tristeza, endeudamiento, falta de éxito, problemas”…y podría seguir.
¿Recuerdas que mencioné que el reto es vivir, en todo el sentido de la palabra y del verbo? ¿Quién puedes ser ya mismo? ¿qué puedes hacer en este preciso momento? Te invito a que escribas todo lo que signifique para ti vivir. Desde una noche reparadora, sentir el sol sobre tu piel, recordar algo y sonreír, comer tu plato favorito, hacer el amor con quien amas, abrazar a tu pareja, hijos, padres, amigos…¿Cómo puedes vivir ahora mismo? ¿qué más puedes vivir?
El duelo y su impacto en los vivos
Sin embargo, la influencia de quienes ya no están es poderosa y va pasando de generación en generación. Así lo descubrieron varios psicólogos y psicoanalistas, en su mayoría franceses, quienes estudiaron la influencia de los acontecimientos familiares en la vida de una persona y esto dio origen a lo que hoy conocemos como Psicogenealogía.
De esta forma, se concluyó la importancia del duelo y el impacto que supone el no darle un cierre. ¿Cómo saber que es necesario un cierre?
- Cuando, aún pasado un tiempo prudente, se siente la ausencia con la misma intensidad emocional. Elaborar un duelo varía según cada persona, lo adecuado sería que en un máximo de uno o dos años, las emociones se hayan transformado.
- Bajo la misma perspectiva: continuar apegada a objetos de quien falleció.
- O cuando no se ha avanzado en las etapas del duelo: negación, ira, negociación, dolor emocional o depresión y aceptación.
Si el reto de los vivos es vivir la vida en todo su esplendor y movimiento…también es darle un lugar a sus muertos.
Paola Usma
El poder de los duelos no cerrados influye en los descendientes de diferentes formas: sensación de vacío, vivir la vida según los parámetros de quien falleció y en algunos casos: representar al antepasado con la propia vida. De ahí la importancia de dar un lugar a los que ya no están, uno donde no pasen al olvido ni abarquen la vida de los vivos.
La fuerza de los que ya no están
Finalmente, esa acción llena de fuerza. Los que ya no están te otorgan fuerza cuando:
- Vives tu vida bajo tus propios parámetros y centrada en tus deseos y objetivos
- Lo que te lleva a accionar en consecuencia y coherencia por lo que dices o piensas querer; sin justificaciones ni excusas
- Les das un lugar en tu corazón, son inspiración y fuente de entusiasmo
- Observas todos y cada uno de los recursos que tienes y que heredaste de ellos, los tomas y utilizas para tu mayor beneficio e incluso, para el beneficio de otras personas
- Vives tu vida, en todo el esplendor de la palabra y el verbo