La energía femenina equilibrada comienza en nuestras raíces, que vienen de una madre y un padre, quienes a su vez, nos aportan diferentes aspectos que desarrollamos a lo largo de la vida. De ellos recibimos la conexión con la energía femenina y masculina, pues tenemos a ambas en nuestro interior, el sentir y el accionar.
Como mujer, tu energía femenina es fundamental para vivir un amor propio pleno, tener una relación de pareja sana y mantener un bienestar general. Cuando no es así, es muy fácil notar que vives con altas autoexigencias, con relaciones personales tóxicas y algunas (o todas) de las amorosas son o han sido tóxicas; y en sí, un profundo vacío y dolor que además, está bloqueado en tu cuerpo y en las emociones no expresadas.
Pero, ¿cómo saber si la energía femenina está desequilibrada? ¿qué signos te permiten reconocer esto?
Descubre estas 10 señales y observa si tu energía femenina está equilibrada
- Relación con mamá: como fundamento de nuestra vida, el vínculo con mamá puede estar en desorden o en hipervínculo. Es decir, que puedes estar viviendo en un lugar que no te corresponde, por ejemplo: siendo inconscientemente pareja energética de mamá o su mejor amiga; en lugar de ser su hija, la pequeña y que la reconozcas a ella como lo que es, la grande. Y en el otro lado, hay hipervínculos donde se da una especie de fusión. Esto no depende de la edad, todo lo contrario: hay personas técnicamente adultas, que siguen muy apegadas a lo que dice, valida y opina mamá. Allí hay un hipervínculo que muestra que sigues esperando más de mamá.
- Ser hija de papá. Esto es algo que Bert Hellinger, creador de las Constelaciones Familiares, explicaba: parafraseando lo que decía, es básicamente que una hija de papá no podrá tener una relación de pareja con un hombre o un hombre a su lado, pues ella ya está ocupada con papá al ser su compañera emocional o pareja energética. Y en cuanto a este punto, el movimiento natural y de orden es ser la hija de mamá, la pequeña ante ella, estar en el mundo femenino que inicia con mamá; sólo así nos hacemos mujeres. Y por supuesto: siendo, también, la pequeña ante papá.
- Te cuesta ser vulnerable, expresar o conectar con tus emociones y sueles ser muy racional.
- En algún momento de tu vida tuviste o estás teniendo un síntoma físico que se relaciona con lo femenino.
- Acciones como dirigir y controlar son muy tuyas. Demuestran una energía femenina desequilibrada y confirman que te enfocas desde lo masculino.
- En algún momento o casi siempre, te has enfocado en tu área profesional como única manera de éxito. Tu interés y punto de enfoque está en ascender, escalar, mejorar…y no estoy diciéndote que está mal o que hagas lo contrario. El punto aquí es que el enfoque es casi obsesivo y harías cualquier cosa por ello.
- Te sientes una mujer poderosa, llena de fuerza y coraje. Una cosa es que tengas poder y fuerza interna y otra, muy distinta, es que necesites de la fuerza externa. Es muy probable que te sientas superior a los hombres, es decir, que para ti no hay una relación de igual a igual; sino que consideras ser superior. Por supuesto, esto sucede a nivel muy inconsciente y en tu interior.
- Atraes hombres sin fuerza, pequeños, deseosos de cuidados, buscando una mamá. Inicias relaciones donde ninguno está en el lugar que le corresponde, compartiendo de igual a igual. Puedes, incluso, llegar a ocupar su lugar de proveedor y en definitiva, de alguna forma anulas lo masculino, su fuerza, su poder y acción…es como si hicieras una castración.
- Estás desconectada de tu ciclo menstrual, no te comunicas con tu cuerpo o tienes una relación de amor y odio con él.
- Ahora mismo, te das cuenta que necesitas reconciliarte con lo femenino en ti. Sientes un vacío y, en cierta medida, una incoherencia y pelea interna pues no vibras la esencia que eres. Además, te reconoces en estos puntos. Quiero decirte: es posible.