Para salir de una lealtad familiar, primero debes saber qué son. En el artículo anterior te invité a descubrirlas, si aún no lo has leído, haz click aquí y aprende a reconocerlas.
Seguramente te preguntarás, “y ahora que las he descubierto: ¿qué hacer? ¿cómo salir de ese enredo?” Hoy quiero presentarte 3 claves que te ayudarán a salir de las lealtades familiares.
Pero, antes de empezar, quiero precisarte que:
- Salir de una lealtad familiar es despedirte de las excusas (las que te dirá tu mente y las que replicarás tu misma)
- Es un ejercicio diario
- Las sesiones de autodescubrimiento como la Psicogenealogía, las Constelaciones Familiares, la Astrogenealogía o el Coaching Sistémico te servirán en la medida que tu actúes
- Recuerda que se trata de un proceso
Para salir de una lealtad familiar: reconoce y ama tu herencia
Se ha puesto de moda decir que es necesario romper patrones o convertirte en la sanadora (buscadora) de tu árbol familiar. ¿Realmente es así? Desde mi perspectiva: no. Cuando te atreves a trabajar tus propios temas, la invitación es a que te centres en ti, en lo que te resuena de las vivencias de tus familiares o ancestros y en decidir qué hacer con ello.
Si lo analizas, el verbo romper es bastante fuerte. ¿Por qué romper con aquello que ha fundamentado tu vida y la de tus familiares? ¿es necesario hacerlo?
Las experiencias de tus antepasados han entregado recursos al sistema familiar.
Paola Usma
En sí, eres el resultado de la unión de personas y vivencias, ¿para qué querrías romperlo todo? Tal vez la precisión es en la comunicación y en la expresión: más que romper, te convoco a observar y transformar. Observar para que puedas tomar consciencia de la herencia, con sus luces y sus sombras; y transformar si decides que quieres algo distinto. Además, romper tiene un componente de soberbia: es como creerse superior a quienes llegaron antes que tu y además, osar decidir qué habría sido mejor. Recuerda: todo (sí, todo), ha dado vida a los integrantes de tu sistema familiar. Tu puedes decidir si verlos como víctimas, perpetradores o incluirlos a todos y a todo, tal como son y fueron. Esa es la fuerza de tu árbol genealógico y del transgeneracional.
Una vez reconozcas tu historia con sus luces, sombras y matices; puedes hablar de amarla. Ya lo explican los Ordenes del Amor de Hellinger, creador de las Constelaciones Familiares, primero está el orden y luego el amor. De esta forma, reconocer tu historia te lleva a ocupar tu lugar, con la humildad que eso implica y centrándote en lo que corresponde…y solo así, podrás amarla, descubrir sus recursos y utilizarlos en tu vida.
Seguramente ahora tienes una nueva perspectiva sobre las charlas con tus tías, las reuniones familiares, las situaciones que surgían una y otra vez…pues puedes ver en ellas la luz de tu transformación. Recuerda: amar y respetar tu historia es amarte y valorarte.
Quieres salir de la lealtad familiar pero…
Y ¿qué pasa cuando sientes respetar y amar esa historia? ¿cuando observas las lealtades y lo que quieren mostrarte? ¿qué pasa que no logras salir de allí?
Varias cosas, una de ellas: exceso de información. No te alcanzas a imaginar cuántas mujeres se justifican en mi consulta: “es que mi padre nunca me abrazó, por eso huyo de las relaciones de pareja”, “mi madre siempre criticó mi cuerpo, por eso me cuesta amar el mío”, “mis hermanos siempre se burlaron de mí, por eso no confío en las otras personas”, “hubo mucha violencia, por eso me cuesta entregarme en una relación de pareja”, “en mi familia se teme a emprender, por eso mi negocio no prospera”…podría seguir y seguir.
Sin embargo, no son más que eso: justificaciones. A la mente le encanta dar razones, pensar, analizar…el inconsciente es más simple: lo que cueste menos esfuerzo y se sienta intensamente.
Si tu has estado en ese nivel de análisis, si ya conoces de quién eres doble, las creencias que tienes sobre un tema y demás; es hora de pasar al movimiento inconsciente, aquel que surge en el trabajo sistémico de las Constelaciones Familiares. Lo he comprobado en las consultas: muchas personas ya saben mucho sobre esta herramienta y entonces vienen casi “sabiendo” el por qué de sus retos. Y no, no funciona así. Abrir el campo de la constelación permite ver más allá de lo evidente y observar las imágenes internas que posees frente al tema. El resultado es revelador, liberador, sanador y sobre todo: con una invitación a dar un paso concreto.
Es momento de pasar a la acción
“Paola, ¿entonces con la Constelación Familiar mi vida se arregla?” Sería muy práctico y fácil resumirlo así, pero quiero proponerte un ejemplo. Imagina que una mujer desea observar el bloqueo que siente en cuanto a la relación de pareja. Independientemente si es una Constelación, el análisis de su árbol familiar o una sesión de Astrogenealogía; lo único que le servirá será llevar esa información y toma de consciencia a la acción.
Imagina que ella se decide por una constelación y la imagen final es: ella, grande ante la relación de pareja y el amor propio. Al preguntarle qué tanto se ama, responde que muy poco. Allí hay una pista: descifrar qué significa amor propio para ella, en qué momentos le falta amarse más, de qué formas puede mostrarse amor, cómo puede cultivarlo y qué puede ser y hacer ahora mismo para potenciar su amor propio. Sus propias indicaciones le ayudarán a encontrar esos caminos de salida.
La acción es diaria y necesita de constancia, confianza, entrega, apertura y fluidez. Es una decisión, es el acto de tomar responsabilidad y de evitar las justificaciones. En últimas, es amor propio.
Por eso, si las acciones están siendo un gran reto para ti y continúas en la justificación; un proceso de mentoría transformacional, donde puedas pasar de un punto A a un punto B, permitirá que adquieras las herramientas, los actos reparadores y las estrategias necesarias para fortalecer tu mundo interno.