¿Sabes cuáles son tus dones? ¿Sabías que ellos hacen parte de todos los seres humanos? ¿Te animas a honrarlos?
Seguramente me has escuchado hablar o leído decir que somos seres llenos de dones y que una de nuestras misiones en la vida es revelarlos, mostrarlos y compartirlos. Así que hoy voy a compartirte mis estrategias para reconocer mis dones y vivirlos en mi día a día.
¿Qué son los dones?
Tomaré dos vertientes de la definición de la palabra “don”: la primera, un regalo y la segunda, una habilidad para hacer algo.
Entonces, digamos que se trata de algo que es dado u ofrecido y que suele hacerse muy bien. Suele suceder que tu haces algo tan fácil y sencillo, que ni siquiera te imaginas que pueda ser un don…y resulta que hay otras personas que amarían ser, hacer o tener eso que tu tienes en tu caja de herramientas y recursos.
Por eso, obsérvate con amor y humildad. Amor para reconocer lo que eres y tienes y humildad para no dejarte cegar por su luz ni para esconderlo por temor o ego. La primera pregunta es: ¿qué eres, haces o tienes que se te da fácilmente?
Conoce tus dones
¿Qué tanto te conoces?
Si alguien te preguntara por tus cualidades, talentos, fortalezas y competencias, ¿qué responderías?
Descubrir tus dones es un proceso de autodescubrimiento que implica amor propio, autoconfianza, sinceridad, humildad y conexión contigo misma. Creo que en esto, el crecimiento y desarrollo personal pueden aportarte muchas luces. Cualquiera que sea la herramienta que utilices, te permitirá revelar las diferentes facetas que componen tu esencia.
Recuerda: somos como una cebolla o una alcachofa, llenos de capas dispuestas a ser retiradas para mostrar lo más valioso que hay en el interior.
Puedes empezar haciéndote las preguntas indicadas: ¿quién soy? ¿qué amo? ¿cuáles son mis gustos? ¿qué hago bien? ¿en qué situaciones brillo?
Y los dones heredados, ¿los conoces?
Reconócete en tu árbol familiar.
La vida que ha pasado de generación en generación, ha dejado incontables regalos en ti.
Hay un ejercicio que me gusta mucho y que puedes realizar de dos formas: dibujando tu árbol familiar (de la forma que quieras) o sencillamente, hacer una lista de las personas que hacen parte de tu familia. Luego, escribes junto a sus nombres, una o dos cualidades, fortalezas o habilidades que tienen.
La idea es que observes eso que escribes, te descubras en ellos y por supuesto, tomes consciencia de qué tienes tú. Para esto, ve más allá de la profesión y toma en cuenta los hobbies, los valores o pasiones de tus familiares. Podrás notar sincronías y claro, conocerte mucho más.
Me atrevo a afirmar que tú eres un fruto del árbol y es tu responsabilidad dejar en alto todo aquello que ha llegado hasta ti como fortaleza, habilidad, don y recurso.
Iki…¿qué?
Realiza y descubre tu Ikigai. Por si no lo conoces, el ikigai es un concepto japonés que habla sobre la razón de vivir o de ser. Y para esto, tomas en cuenta lo que amas, aquello en lo que eres buena, por lo que te pueden pagar, lo que necesita el mundo y así, poder reconocer tu pasión, tu misión, tu vocación y tu profesión.
Existen varios libros que te muestran paso a paso, con preguntas muy concretas, todas las etapas del Ikigai. También puedes buscar en internet la imagen, que parece una flor, para realizarlo. Cuando realicé este ejercicio, muchas cosas tomaron forma en mí y sé que cuando lo realices, podrás maravillarte con lo que descubrirás.
Pregunta por tus dones
Realiza preguntas apropiadas a personas en quienes confíes plenamente.
¿Sabías que algunas personas tienen una pequeña dificultad para ver sus propias cualidades? ¿Eres una de ellas? En estos casos, es interesante conocer el punto de vista de quienes te aprecian y valoran.
Para esto: procura consultar a 5 personas que son radicalmente honestas contigo, tratando de incluir diferentes tipos de personas y ve más allá de mamá y papá; así podrás tener una perspectiva variada.
Puedes preguntar cosas sencillas, como: ¿en qué crees que soy buena? ¿podrías decirme 5 cualidades o habilidades que tengo? ¿qué crees que se me da fácilmente?
Recuerda: conocerte y descubrir quién eres es un ejercicio cotidiano, pues eres un individuo que evoluciona. ¿Te animas a hacerlo?
gracias muy interesante….