En temas de pareja, varias mujeres quieren consultar su soltería.
Ellas dicen querer una pareja y estar abiertas a ello. Pero, ¿realmente lo están?
Bien sea que lleves mucho tiempo soltera o si ya estás en pareja; este artículo (y episodio de Podcast) te ayudará. En el primer caso, podrás reflexionar y tomar consciencia y en el segundo, ver más allá de tu relación.
Muchas mujeres quieren una relación de pareja. O al menos, eso dicen, pues en la práctica es todo lo contrario y hay varias señales que lo demuestran:
- Sostienen creencias condicionantes, limitadoras e irracionales sobre lo que significa estar en pareja.
Algunos ejemplos:
- Creen que tienen que “lidiar” con el carácter o genio de alguien y que eso es demasiado. Aquí surge una idea trascendental: la pareja es un encuentro donde se da el compartir, evolucionar e ir a por algo. En sí, la pareja no es una batalla, ni una lucha ni mucho menos una lidia. ¿Has tenido alguna idea así? ¿realmente crees que es verdad? ¿que todas las relaciones de pareja implican lidiar o soportar a alguien?
- Sienten que ser vulnerables implica dolor pues cuando se muestren como son, serán heridas. Y te diré: sí, es probable que la vulnerabilidad implique dolor. Pero ¿quieres seguir pagando el precio de tu molestia?
- Creen que es mejor estar solas que mal acompañadas. Esta es una creencia muy común y quiero recordarte que: nada es tan bueno, ni tan malo…tu no eres mala y por ende, los demás tampoco. En la pareja, como encuentro físico, emocional, sexual y espiritual; no solo converges con la otra persona, también convergen los sistemas familiares de ambos. Así pues, la pareja es una de las tantas oportunidades de continuar con tu camino de sanación.
- Evitan el compromiso.
Hay mujeres que, en el fondo, no desean comprometerse y esto puede surgir por varias variables. En realidad, el compromiso es algo más común de lo que imaginas, pues cada día tienes diferentes compromisos. La cita con el dentista, reuniones, los pagos que realizas, lo que has prometido; son solo algunos ejemplos. Huir del compromiso por ideas relacionadas a evitar el sufrimiento, solamente muestra hasta qué punto estás anclada con relaciones pasadas. Y entonces la pregunta es: ¿estás viviendo el pasado en el presente?
- Mantienen cerrados sus corazones.
Este punto se une con el anterior. Suele suceder que tienen muy vivas las antiguas experiencias, que sean propias o del sistema familiar, en las relaciones amorosas. He escuchado y leído a mujeres que afirman que sus antiguas experiencias fueron tan negativas, que prefieren seguir cerradas a la opción. Lo curioso aquí, es que ellas mismas dicen querer la relación, pero continúan cerradas. Ese es un síntoma más que habla de sus propios vínculos con mamá, de no tomarla tal y como es, de estar en un lugar que no corresponde ante los padres, de tomar como base de vida las experiencias dolorosas de sus antepasados y, por supuesto, de profundas heridas que hacen que actúen desde la niña herida. La adulta responsable reconoce que es su responsabilidad encargarse de su propio corazón, amor propio y de aquello que entrega en el intercambio de la pareja. Porque, en realidad, en la pareja no hay culpables: hay personas tomando decisiones constantemente, en todas las áreas de la vida y generando un impacto en la relación. Cuando tomas la Vida que te fue dada, dejas de enfocarte en las excusas y pasas a la acción, incluso si eso implica sanar tu propio corazón.
- Quieren una relación donde les den, les entreguen o les suplan sus necesidades físicas o emocionales…y no se interesan por saber qué van a compartir o a ofrecer en la relación. Recuerda, las relaciones son un intercambio y se rigen bajo las leyes de los órdenes del amor, en especial, del dar y el recibir. En el intercambio sano y equitativo, la relación fluye. Cuando tu esperas que te suplan, te pareces un poco al bebé que llora para que mamá lo alimente: exiges, pides, solicitas, requieres. Cuando llegas a una relación con la intención de compartir, crecer, evolucionar, sanar y transformarte…la cosa es distinta.
- Desean continuar apegadas a sus padres. Y quiero recordar a Bert Hellinger, creador de las Constelaciones Familiares, parafraseando una de sus frases: la relación de pareja implica una despedida interna ante los padres. Esto quiere decir que:
- De alguna forma, se cierra una etapa. Reconoces y tomas lo que te han entregado y entonces, tienes las herramientas para ir hacia algo más grande. La pareja es uno de los encuentros donde algo más grande, es decir la vida, nos guía.
- Despedirse también se relaciona con ser un poco “infiel” a la familia…en tanto que la despedida puede invitarte a dejar atrás cosas que viste, aprendiste y tomaste como única forma de relacionarte y que quizás, en una relación de pareja no te den fuerza. Esa despedida interna que te invita a decirle adiós a lo que no resuena contigo…y no por soberbia, ni orgullo, ni creerte mejor (porque si es así, es probable que termines repitiendo la historia). Sino, más bien, porque internamente te das el permiso de construir algo sobre una nueva base, una donde llegas a acuerdos con tu pareja. Sí, se requiere coraje, valentía, amor propio y mucha honra a los ancestros.
- Y quiero precisarlo: la despedida interna también pasa por lo físico. Es decir, que salir del hogar de mamá y papá aporta a tu proceso de individualización, de reconocerte como el ser humano que eres, con luces y sombras, preparándote para la vida que quieres vivir.
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